Se llama signo lingüístico a la
unidad mínima de la comunicación verbal, parte de un sistema social y psíquico
de comunicación entre los seres humanos, que conocemos como lenguaje. Este
mecanismo actúa sustituyendo a las cosas de la realidad por signos que las
representan, y en el caso del lenguaje verbal, por signos que podemos recibir a
través de los sentidos y luego decodificar e interpretar para recuperar un
mensaje original.
Todo signo es una representación
convencional de la realidad, que se enmarca en un sistema convencional, social,
de sustituciones: en el caso del lenguaje verbal, se trata de la palabra por la
cosa, o mejor dicho: un sonido específico por la impresión que deja la cosa
referida en la mente.
Por otro lado, el signo
lingüístico aparece como parte de una cadena hablada, en la que un signo sucede
a otro, empleando silencios para separar los conjuntos ordenados de signos que
componen, por ejemplo, una palabra. Por eso las lenguas poseen una lógica, una
secuencia, una manera de organizar la información que denominamos sintaxis.
El signo lingüístico fue el tema
de estudio de Ferdinand de Saussure y Charles Sanders Peirce en el siglo XIX,
cuyos estudios sentaron las bases para la posterior lingüística moderna. La
obra Curso de lingüística general de Saussure es una referencia obligatoria en
la materia.
ELEMENTOS DEL SIGNO
LINGÜÍSTICO
Los elementos del signo
lingüístico, tal y como lo definió Saussure, son dos:
Significante. Es la parte material del signo, aquella que aporta la
forma y que es reconocible mediante los sentidos. En el caso del lenguaje
hablado, se trata de la imagen mental (la imagen acústica) de los sonidos
articulados y transmitidos por el aire que se necesitan para comunicar el
signo.
Significado. Es la parte inmaterial, mental, social y abstracta del
signo lingüístico, que forma parte de lo contemplado comunitariamente en la
lengua (y que son patrimonio de todos), pero también de las capacidades
expresivas del individuo (su léxico individual). El significado vendría a ser
la imagen psíquica o el contenido que se transmite mediante el lenguaje.
CARACTERÍSTICAS DEL SIGNO LINGÜÍSTICO
Según los estudios de Saussure,
el signo lingüístico posee características determinadas:
Arbitrariedad. La relación que hay entre significado y significante
es, por lo general, de tipo arbitrario, es decir, convencional, artificial. No
hay una relación de semejanza entre los sonidos que componen una palabra
determinada (digamos: cielo) y el significado concreto que buscan transmitir
(la idea del cielo). Es por esto que los idiomas deben aprenderse.
Linealidad. Como se dijo antes, los significantes del lenguaje
verbal forman parte de una cadena de signos cuyo orden importa para que se
puedan entender de manera correcta. Eso se entiende como un carácter lineal:
los sonidos que componen una palabra aparecen en línea, o sea, uno delante de
otro, no todos a la vez, ni de manera desordenada: cielo no es equivalente a
ociel.
Mutabildad e inmutabildad.Esto significa que el signo lingüístico
puede mutar: cambiar, adquirir nuevos sentidos, desplazar el nexo específico
entre significado y significante, pero siempre que lo haga a lo largo del
tiempo. Un ejemplo de ello es la etimología: el origen de las palabras modernas
a partir de las antiguas, que van lentamente cambiando. Pero al mismo tiempo
tiende a permanecer.
Incambiante:dentro de una comunidad determinada y en un momento de
la historia específico, la relación entre significado y significante tiende a
ser estática. Un ejemplo de ello es que no podemos alterar las palabras de
nuestro idioma e imponer ese uso al resto de los hablantes del mismo.
TIPOS DE SIGNOS
Según Peirce, existen tres tipos
distintos de signos, de acuerdo a la relación entre el objeto y su
interpretante:
Índices. El signo tiene una relación lógica, causal, de proximidad
de algún tipo con su referente real. Por ejemplo: las huellas de un perro en el
suelo, remiten a la presencia del animal.
Íconos. En este caso, el signo se asemeja a lo que representa, es decir,
tiene una relación mimética o de parecido. Por ejemplo: una onomatopeya del
sonido de un animal.
Símbolos. Son los que presentan la relación más compleja entre el
objeto y el referente, ya que es totalmente cultural, arbitraria. Por ejemplo:
los emblemas religiosos, las banderas, los escudos de armas.
LA LITERATURA PRECOLOMBINA se
refiere al conjunto de obras con valor literario producidas en América (del
Norte, Central y del sur) antes de la venida de Cristóbal Colón y de la
subsiguiente conquista Española. Existieron 3 grandes culturas Americanas precolombinas:
La Azteca, La Maya y la Inca. Cada una con una lengua diferente.
El "Popol Vuh",
"Las antiguas Historias del Quiché", es el libro sagrado de los
indios quichés que habitaban en la zona de Guatemala.
En 1492 llegaron los españoles a
lo que hoy es Cuba, en 1524 llegaron a Guatemala. Junto con los conquistadores
llegaron varios sacerdotes, quienes en su afán de convertir a los indígenas al
cristianismo o “verdadera religión” según los sacerdotes españoles, destruyeron
cuanto hubiera que pudiera tener alguna conexión con las religiones practicadas
en aquellas tierras precolombinas. Templos, dioses, bibliotecas enteras de
manuscritos. Aunque es importante resaltar que algunos manuscritos debido al
material con el que eran construidos se dañaban por acción del clima del
trópico de manera prematura. Aun así es innegable la destrucción perpetrada por
los españoles, siendo tal que de los manuscritos mayas solo quedan 4 en el
mundo. Sin embargo, el Popol Vuh fue escrito poco después de la conquista en el
idioma quiché con una marcada influencia cristiana pues la creación del
universo según el libro sagrado de los indios quichés, es similar a la que
encontramos en el libro de Génesis en la biblia cristiana.
La literatura precolombina se refiere al
conjunto de obras con valor literario producidas en América (del Norte, Central
y del sur) antes de la venida de Cristóbal Colón y de la subsiguiente conquista
española.
Existieron 3 grandes culturas americanas
precolombinas: La Azteca, La Maya y la Inca. Cada una con una lengua diferente.
La cultura Azteca, a diferencia
de las demás civilizaciones de Mesoamérica, iniciaron algo tarde su ascenso
cultural, probablemente hacia el año 1325 ad. de C., cuando se establecieron en
el Lago de Texcoco, en el cual iniciaron la construcción de la ciudad de
Tenochtitlán, hoy ciudad de México. Los Aztecas habían sido una tribu guerrera
y nómada de cazadores y recolectores, proveniente de la región semiárida del
norte de México. En los siglos siguientes y hasta la llegada de los españoles,
dominaron a los pueblos vecinos y construyeron un vasto imperio.
Los Aztecas eran agricultores que
distribuyeron la ciudad de Tenochtitlán en 20 clanes o calpullis que agrupaban
a las familias en los 4 barrios de la ciudad. Cada capulli era relativamente
autónomo de los otros, tenía sus propios símbolos sagrados, fiestas y tierras
exclusivas para la producción, con las que cubría los gastos del templo.
También tenía tierras para cubrir los gastos del palacio y de los sacerdotes,
tierras de los jueces, tierras para los gastos de guerras, y las tierras
privadas de los "nobles" y hombres ilustres, arrebatadas a los
pueblos conquistados.
Arquitectura Maya
El pueblo Maya es un grupo
homogéneo que ha ocupado casi siempre el mismo territorio durante miles de
años. Estas personas hablan una treintena de lenguas tan parecidas que los
lingüistas han concluido que todas ellas tienen el mismo origen.
Los Aztecas eran una pequeña
tribu chichimeca (salvaje) ambiciosa del norte-oeste que emigró en busca de
nuevas tierras, se alimentó de nuevas ideas, evolucionó todavía más y se volvió
lo bastante poderosa como para imponer su lengua y sus dioses (Huitzilopochtli)
a los pueblos indígenas vencidos. Esta es la historia de extranjeros deviniendo
la elite gobernante de las poblaciones ya existentes durante un período
relativamente corto.
Imperio Inca
Los incas eran originalmente una
pequeña y belicosa tribu que habitaba la región al sur de las tierras altas de
la cordillera central en Perú. En torno a 1100 d. C. comenzaban a desplazarse
hacia el valle de Cuzco, donde durante casi 300 años llevaron a cabo
incursiones, y allí donde fue posible, impusieron tributos sobre pueblos vecinos.
Hasta mediados del siglo XV, los Incas no llevaron a cabo ninguna gran
expansión o consolidación política. Su avance territorial más importante antes
de esa fecha consistió en una penetración de 32 Km. Al sur de Cuzco.
El significado de los términos
que conforman el nombre es:
Popol: Palabra maya que significa
reunión, comunidad, casa común, junta.
Vuh: Libro, papel, árbol de cuya
corteza se hacía el papel.
Se explicaba en él el origen del
mundo y de los indios mayas. También se relataba la historia de todos los
soberanos.
Se puede señalar que hay allí una
conjunción de religión, mitología, historia, costumbres y leyendas. El Popol
Vuh Es esencialmente una descripción del conjunto de tradiciones mayas de
quienes habitaban la región guatemalteca; pero también aparecen agregadas
algunas ideas cristianas, lo que hace suponer que el autor conocía a misioneros
católicos. No se conoce el nombre del autor
pero por datos sacados del contenido de la obra, se supone que ha sido
escrito hacia 1544.
Fue escrito originalmente en piel
de venado, posteriormente transcrito en 1542 al latín por Fray Alonso del
Portillo de Noreña.
La versión española fue realizada
sobre este último texto en el siglo XVIII (1701) por el fraile dominico Francisco Ximénez que se había establecido en
Santo Tomás Chichicastenango. Y "Popol Vuh" lo llamó un estudioso de
temas americanistas, que en el siglo XIX lo tradujo al francés.
Para los Quichés de
Guatemala, hombres del bosque o de los
magueyes, el Popol Vuh es el equivalente a una Biblia en nuestra cultura.
El inmenso valor que tiene el
Popol Vuh, radica no solo como un texto primordial de la literatura Maya, sino
también de la Precolombina y la universal. Aparte de su gran valor estético, el
Popol Vuh ha servido como una gran ventana por la cual podemos vislumbrar la
cosmogonía maya ante la llegada de los Españoles a tierras americanas. Esta
biblia maya ha corroborado datos encontrados en “textos” precolombinos, como
por ejemplo en la alfarería, las estelas y hasta en los monumentos monolitos
tallados. Además, en lo que a la literatura concierne, la presencia del Popol
Vuh es fuerte e innegable, específicamente en la literatura Guatemalteca.
Religión, Mitología Historia y
astrología son los temas que se encuentran en la llamada biblia maya.
En el libro se distinguen tres
partes:
La primera es una descripción de
la creación del mundo y del origen del hombre, que después de varios fracasos
fue hecho de maíz, el alimento que constituía la base de su alimentación.
La segunda parte trata de las
aventuras de los jóvenes semidioses Hunahpú e Ixbalanqué que termina con el castigo de los malvados, y
de sus padres sacrificados por los genios del mal en su reino sombrío de
Xibalbay.
La tercera parte es una historia
detallada referida al origen de los pueblos indígenas de Guatemala, sus
emigraciones, su distribución en el territorio, sus guerras y el predominio de
la raza quiché sobre las otras hasta poco antes de la conquista española.
Describe también la historia de los Reyes y la historia de conquistas de otros
pueblos.
Según el Popol Vuh, el mundo era
nada hasta que los dioses, el Gran Padre (creador) y la Gran Madre (creadora de
formas) decidieron generar la vida. La intención de los dos era ser adorados
por sus propias creaciones. Primero crearon la Tierra, después los animales y,
luego, los hombres. Éstos fueron inicialmente hechos de barro, pero como el
intento fracasó, el Gran Padre decidió sacarlos de la madera. Pero, los nuevos
hombres eran altivos, vanidosos y frívolos, entonces el Gran Padre los aniquiló
por medio de un diluvio. Por este suceso, los dioses no desistieron y, en una
última tentativa, crearon a los hombres a partir de granos de maíz molidos y,
de los cuerpos de aquellos, a cuatro mujeres. Una vez formadas otras tantas
familias, los dioses, temerosos de que a sus criaturas pudiera tentarlas la
idea de suplantarlos en sabiduría, disminuyeron la vista e inteligencia de los
ocho
Las distintas maneras en que los
mayas quiché se referían al Popol Vuh dan una buena idea de la importancia y el
papel que tenía para ellos. El nombre mismo de Popol Vuh (Libro del Consejo)
hace referencia a su uso; los antiguos señores mayas consultaban manuscritos
pictóricos durante las reuniones en que discutían asuntos de gobierno. Los
quiché habrían obtenido el manuscrito pictórico –del que derivó la versión en
el alfabeto latino del Popol Vuh que conocemos ahora– durante una peregrinación
a la costa oriental de la península de Yucatán, por lo que también conocían al
documento como Saq Petenaq ch’aqa Palo, “La luz que vino de junto al mar”.
Además, lo llamaban Qa Mujib’al,“Nuestro lugar en las sombras”, ya que hablaba
sobre una época en que el mundo se encontraba en la oscuridad, o Saq
K’aslem,“El amanecer de la vida”, porque cuenta cómo la estrella de la mañana y
el Sol y la Luna trajeron la luz al mundo, y cómo sus propios ancestros habrían
surgido de un gran bosque para fundar el reino quiché.
Es muy posible que aquel
manuscrito fuera similar a los códices mayas que se han conservado. Los
códices, como el que inspiró el Popol Vuh, fueron considerados peligrosos por
los evangelizadores, quienes buscaron con afán destruirlos y aun así algunos
fueron conservados en secreto durante cientos de años.
Los actos de habla son enunciados
considerados al mismo tiempo acciones. Es decir, cuando se dice algo a la vez
que se hace algo, como en “te prometo”: el hablante compromete su voluntad en
un tiempo determinado. O cuando se dice “acepto”, el hablante, además de
enunciar una proposición está aprobando, admitiendo, concediendo o consintiendo
algo.
En otras palabras, los actos de
habla suceden cuando actuamos con las palabras. Ejemplos de palabras que
constituyen una acción podrían ser “invitar”, “felicitar”, “aconsejar”,
“discutir”, “describir”, entre miles más.
La teoría de los actos de habla
fue propuesta por el filósofo inglés J.L. Austin en un libro titulado
precisamente Cómo hacer cosas con palabras, de 1962, y ampliada posteriormente
por su discípulo John Searle.
Searle indicaba que los actos de
habla transforman la realidad comunicacional entre dos o más hablantes, en el
sentido de que todo acto de habla promueve o espera una acción por parte del
interlocutor.
Así, mediante los actos de habla
se pide información, se dan órdenes, se ofrecen disculpas, se expresa amor,
furia, tristeza, indiferencia o cualquier otra emoción, se amenaza, se invita,
se ruega. En fin, son la base de la comunicación humana.
Tipos de actos de habla
Hay una primera clasificación de
los actos de habla, que se dividen en tres tipologías: los actos locutivos, los
ilocutivos y los actos perlocutivos. Se dividen también en actos directos e
indirectos y en actos de habla realizativos, los cuales a su vez se subdividen
en asertivos, directivos, compromisorios, declarativos, expresivos y
afirmativos.
Actos de habla locutivos
Los actos de habla locutivos son
la acción de hablar, es decir, cuando dices algo, cuando pones en
funcionamiento el aparato fonador (constituido por un conjunto de órganos que
incluyen los pulmones, la laringe, las cuerdas vocales, la nariz y toda la
boca) para emitir cualquier enunciado.
Actos de habla ilocutivos
Los actos de habla ilocutivos o
ilocutorios son los que expresan la intención del hablante. Es la realización
de alguna función comunicativa, como puede ser una promesa, una amenaza, una
invitación o una afirmación.
Ejemplos: “Te prometo que pasaré
por tu casa a conversar”, “Te invito a la fiesta del sábado”, “Me pongo a la
orden para lo que quieras”.
Actos perlocutivos
Son las acciones que se dan como
respuesta a los actos de habla ilocutivos. Por ejemplo, cuando alguien dice
“¿Me pasas el plato?”, la persona a quien se dirige pasará el plato; o cuando
se expresa otra intención comunicativa (“¿Qué hora es?”, “Dime tu dirección”,
“Ayúdame a mover este mueble”), el interlocutor realizará aquello que se le
pide.
Actos de habla directos
En estos actos de habla tanto el
aspecto locutivo como ilocutivo coinciden en la intención. Es decir, cuando
dices “Cierra la puerta” o “Ven conmigo”, la expresión de los enunciados
coincide plenamente con la intención comunicativa. En estos casos, la expresión
lingüística concuerda con una petición o una orden.
Actos de habla indirectos
Son los actos de habla que no
reflejan directamente el propósito comunicativo. La expresión lingüística no
coincide con la intención.
Por ejemplo: “Los platos están
sucios”. Si esta oración se pronuncia en un entorno familiar, se espera que
alguien acuda y lave los platos, pero fíjate que no se está pidiendo
directamente a nadie en particular que se haga.
Otro ejemplo puede ser: “¿Me pasas
la pimienta?”. Es una manera indirecta de pedir a un interlocutor que haga una
acción en concreto (la manera directa sería “pásame la pimienta”).
Actos de habla realizativos
Los actos de habla realizativos,
según Searle, son aquellos en los que se hace lo que se dice, exactamente. Se
usan los verbos realizativos, es decir, los que expresan un movimiento, acción,
estado, condición, etc., del sujeto o hablante y nombran la acción.
Cuando un hablante dice
“prometo”, está prometiendo. Esto obligó al filósofo a subdividir los actos de
habla realizativos según la intención comunicativa.
Por ejemplo, si alguien dice “Es
posible que vaya mañana al concierto”, el emisor expresa una posibilidad. Pero
si dice “Iré al concierto”, expresa una acción que se hará efectiva en un
futuro cercano. O si dice “Prometo que iré”, enuncia una promesa.
Pero para que sean actos de habla
realizativos deben cumplirse ciertas condiciones: el emisor, el receptor y el
contexto deben ser los adecuados. Por ejemplo, no cualquiera puede absolver o
casar a alguien, o declarar una guerra.
Por otra parte, las expresiones
lingüísticas realizativas suelen expresarse en presente de indicativo y en
primera persona singular: “Yo prometo”, “declaro”, “absuelvo”.
Actos de habla asertivos
Se llaman también
representativos. Con ellos, el hablante acepta, corrige o niega algo con
distinto nivel de certeza. También dicen algo de la realidad, como por ejemplo
“el cine estaba vacío” o “opino igual que tú”.
Actos de habla directivos
Son los actos de habla mediante
los cuales el hablante quiere que el interlocutor haga algo, o se pretende
influir en su conducta. Algunos ejemplos: “Traigan mañana el libro de
matemáticas”, “Vete de aquí”, “Perdóname”, “Tómate la medicina”.
Los actos de habla directivos se
forman utilizando verbos como ordenar, rogar, nombrar, destituir, etc.
Actos de habla compromisorios
Son los actos de habla que
comprometen o condicionan la conducta del hablante; con ellos, el emisor asume
una obligación.
Ejemplos de estos actos son “Te
lo prometo”, “No faltaré a la reunión”, “Iré el domingo a visitarte”, “Lo
garantizo”, “En lo que me desocupe averiguo lo que me pides”.
Actos de habla declarativos
Estos actos cambian el estado de
las cosas, y por ello son las figuras de autoridad quienes los realizan. Por
ejemplo, el juez o el sacerdote cuando declaran a una pareja marido y mujer. O
cuando absuelven (pecados o crímenes, también en el caso de sacerdotes o
jueces).
Certificar, inaugurar, bendecir,
declarar, bautizar, son algunos de los verbos que se utilizan en los actos de
habla declarativos. Son comunes en el lenguaje del derecho y las leyes, como en
“El contrato queda rescindido”.
Los padres y madres, al bendecir
a sus hijos, utilizan su posición de autoridad para hacerlo. O cuando declaran
“No vas a la playa este fin de semana”.
Actos de habla expresivos
Son los actos ilocutivos mediante
los cuales el hablante cuenta cómo se siente o habla sobre sus actitudes. Ejemplos de estos actos de habla
son “Estoy contentísima hoy”, “Me siento fatal, creo que he pillado el Covid”,
“Lo siento mucho, lo último que quería era hacerte sentir mal”, “Me veo como
nuevo”.
Actos de habla afirmativos
Son aquellos en los que el
hablante se compromete con lo que afirma. Por ejemplo, cuando se dice:
“Mantengo mi opinión sobre este tema”, “Te juro que vi una sombra en el
jardín”, “Insisto: los terraplanistas están equivocados”.
En los siguientes videos se encuentra un refuerzo de la explicación:
TEMA 2. EL INFORME
Estructura de un informe
Para la redacción de un informe
escrito se puede organizar y plasmar el contenido según la siguiente
estructura:
Introducción. Explica brevemente de qué tratará el informe y los
objetivos.
Cuerpo. Detalla la información principal, en muchos casos con
subtítulos y elementos paratextuales, y eventualmente, los pasos que orientaron
la investigación. Plantea los argumentos, los antecedentes y la metodología
utilizada.
Conclusión. Pone en consideración los resultados más destacados o
importantes.
Bibliografía. Detalla quiénes aportaron los datos y de qué forma.
Se incluye al final del informe. En el caso de los informes que se exponen
oralmente, la bibliografía puede estar a mano del informante, que acudirá a
ella cuando necesite reforzar la validez de las afirmaciones.
¿Cómo se hace un informe?
Para realizar un informe escrito:
Definir la temática. El objetivo del informe y el porqué de su
redacción.
Definir la audiencia. Es importante conocer quiénes serán los
lectores del informe, para a partir de allí definir el tono y el lenguaje a
utilizar.
Recolectar información. Se debe buscar la información disponible
sobre el tema a tratar.
Consultar fuentes calificadas. En caso de ser necesario, se puede
recurrir a personas especializadas en algún tema para que su declaración avale
los argumentos expuestos.
Definir la estructura. Antes de comenzar con la redacción del
informe es importante conocer toda la información a incluir y cómo será
distribuida dentro del escrito.
Utilizar material de referencia. Se pueden utilizar imágenes,
gráficos o cuadros que acompañen y den soporte al texto.
Redactar el escrito. Una vez recopilada toda la información se
procederá a redactar el informe según su estructura.
En el siguiente video se explica como hacer un informe escrito.
La literatura medieval agrupa el
conjunto de las producciones artísticas escritas de Europa que datan de los mil
años que duró el Medioevo, el período histórico comprendido entre la caída del
Imperio Romano en el siglo V y el descubrimiento de América en el siglo XV, y
caracterizado por el surgimiento de una sociedad feudal agraria.
El Medioevo fue un período largo
y complejo, tradicionalmente llamado oscurantismo, dado que los márgenes de
alfabetización y de distribución de la cultura letrada en Europa decayeron
muchísimo en comparación con la Antigüedad y sobre todo con el posterior
Renacimiento. El espíritu de la época fue el religioso, y el cristianismo
imperó en la cultura europea, imponiendo la fe y los valores dogmáticos por
encima de cualquier otro punto de vista.
En consecuencia, la literatura
medieval presenta un marcado predominio de la religiosidad y la literatura
mística, así como la exploración de relatos y mitologías locales en clave
cristiana. Los bestiarios, las hagiografías, la poesía mística, los himnos y
las liturgias fueron los géneros predominantes, si bien hacia el final del
período surgió la novela, adelantándose a los cambios culturales inmensos que
llegaron con el Renacimiento en el siglo XV.
No obstante, es complicado hablar
de la literatura generada en todo un continente a lo largo de diez siglos de
historia como si fuera una sola cosa, y por eso “literatura medieval” es un
título genérico y panorámico que posee una utilidad limitada. A menudo las
obras literarias medievales responden más a su contexto geográfico, político y
cultural de aparición, que al total de la época.
Características de la literatura
medieval
Desde una perspectiva muy amplia,
la literatura medieval se caracteriza por lo siguiente:
Se puede clasificar en dos
partes: la literatura religiosa, emanada de la Iglesia y del mundo de la
cultura cristiana, y la literatura profana, menos abundante, emanada del
pueblo.
1. Presenta un predominio absoluto
de los valores cristianos en sus distintas formas de literatura, desde la
lírica hasta la narrativa. Esto implica en algunas ocasiones una referencia
directa a Cristo o al Evangelio, o a veces una simbología más o menos encubierta,
en la cual muchas veces se “cristianizó” el imaginario tradicional de los
pueblos celtas, germánicos y anglosajones, por ejemplo.
2. Abundan los textos anónimos,
especialmente en la literatura profana, con diversas versiones provenientes de
la tradición oral popular. A menudo esto se debe a las dinámicas de censura
eclesiástica o fiscalización que había sobre los textos, dado que las masas
populares eran iletradas y la circulación de la palabra escrita estaba muy
restringida.
3. En contraste, muchos de sus
autores conocidos fueron padres eclesiásticos, monjas o sacerdotes, en cuyas
obras se indagaban conceptos de teología, filosofía, liturgia o se hacían
críticas veladas a la propia Iglesia.
4. Sus obras presentan una
importante marca de oralidad, dado que a menudo eran leídas a su audiencia, más
que leídas en silencio, y ello se traduce en un predominio importante del
verso, ya que facilita la memorización de las líneas.
Por otro lado, el didactismo fue
un rasgo importante en esta literatura, de modo que la acompañaba un espíritu
moralizante, educativo.
Inicialmente fue compuesta toda
en latín, pero a medida que avanzaban los siglos comenzó a escribirse en
lenguas vernáculas. Tanto el inglés como el francés medieval tuvieron su
momento de gloria como lengua de las letras medievales, mientras que el español
tuvo su auge hacia finales del período, durante el Barroco.
Temas que trato la literatura medieval
Los grandes temas de la
literatura medieval pueden resumirse en los siguientes puntos:
Los libros de caballería. La
lucha de las fuerzas cristianas contra el islam o contra los restos heréticos
de religiones europeas antiguas tuvieron su representación en las gestas de
caballería, en las que el arquetipo del héroe repetía más o menos una serie de
hitos iniciáticos en un viaje plagado de símbolos.
El amor cortés. El romance entre
ciudadanos del vulgo, especialmente entre pastorcillos enamorados, abundó en el
medioevo, sobre todo en la literatura profana. Este tipo de amoríos solían ser
intensos, poéticos y platónicos, y eran relatados en versos y canciones.
La poesía mística. Versos sobre
la experiencia religiosa o el amor al Señor, bajo los cuales a menudo se
disfrazaban declaraciones de amor a terceros, especialmente en el caso de los
sacerdotes, monjas o los amores imposibles.
La hagiografía. Las vidas de los
santos, relatadas desde un punto de vista pedagógico, como ejemplo a seguir.
Los bestiarios. Se trataba de
libros cercanos al atlas zoológico, en los que la ficción tenía un lugar
importante, ya que los animales eran explicados moralmente en lugar de científicamente.
Así, muchos eran emblema de ciertos pecados, mientras que otros aparecían como
emisarios de Dios, tomados de distintas gestas de caballería o del propio
Evangelio cristiano.
Obras y autores de la literatura
medieval
Algunas de las más conocidas
obras de la literatura medieval, junto con sus autores (cuando se los conoció)
fueron los siguientes:
El Amadís de Gaula. De autor
anónimo, es la obra maestra de la tradición medieval española, y uno de los
libros de caballerías más famosos, de los que se burlará después El Quijote.
Data del siglo XIII o XIV y narra las aventuras de Amadís, hijo del rey Perión,
un caballero andante.
Beowulf o Beovulfo. Es un largo
poema épico de origen anglosajón y autor desconocido, cuya fecha de composición
es desconocida (pero se estima entre los siglos VIII y XII). En ella se narra
la vida y coronación del rey de los gautas, y su lucha contra terribles fieras
mitológicas.
El Cantar de Roldán. Titulado La
Chanson de Roland en su francés original, es un poema épico de miles de versos
de largo, compuesto a finales del siglo XI y atribuido a Turoldo, un monje
normando. Se supone que es el cantar de gesta más antiguo de Europa, y narra
los hechos de la batalla de Roncesvalles, bajo el mando del Conde Roldán de la
Comarca de Bretaña.
El Cantar de Mío Cid. Otro cantar
de gesta anónimo, inspirado en los últimos días del Cid Campeador, el caballero
castellano Rodrigo Díaz de Vivar. Se conserva una versión de alrededor del año
1200, y es la primera obra poética de la literatura española.
El Cantar de los nibelungos.
Cantar de gesta escrito alrededor del siglo XIII por un autor germánico
desconocido. En ella se reúnen distintas leyendas tradicionales germánicas, mezcladas
con conceptos mitológicos y con hechos históricos.
Los cuentos de Canterbury. Se
trata de una colección de 24 relatos escritos por el escritor y diplomático
inglés Geoffrey Chaucer (1343-1400), en algún momento entre 1387 y su muerte.
Compuestos en verso en su mayoría, estos cuentos constituyen la obra medieval
más importante de la lengua inglesa.
El Decamerón. Un compendio de
cuentos y novelas cortas escritos por el humanista italiano Giovanni Boccaccio
(1313-1375), cuyos contenidos van desde lo erótico a lo trágico, pasando por el
humor. Escrito en dialecto vernáculo florentino, es una de las grandes obras de
la literatura italiana de todos los tiempos, no sólo medieval.
En el siguiente video encuentras un resumen de lo visto anteriormente.